Atrasarse en el pago de impuestos es algo que puede ocurrir cuando estamos pasando por una mala racha. Las razones para dejar de cumplir con nuestras obligaciones fiscales, normalmente, están asociadas a estar luchando con la quiebra de nuestro negocio o por una emergencia familiar o gastos médicos importantes.
¿Qué es un impuesto?
Un impuesto es un tributo que se paga al estado para soportar los gastos públicos. Estos pagos obligatorios son exigidos tanto a personas físicas, como a personas jurídicas.
Sin embargo, el Impuesto Sobre la Renta (ISR) es un tema que merece que le dediques tiempo. Hoy en día, el ISR es la principal fuente de ingresos tributarios del país. Si eres asalariado quizá te resulta desconocido, pero todos lo pagamos de alguna manera, ya sea por retenciones de quien nos hace un pago o de manera directa al presentar nuestra declaración de impuestos.
Tener un saldo a favor con el Sistema de Administración Tributaria (SAT) es como encontrar un billete olvidado en el pantalón. Te devuelven un dinero cuando no lo esperabas. Pero como cualquier otro impuesto, el ISR es un dolor de cabeza para las empresas. Aunque a los negocios no les vaya bien, no tengan ganancia e, incluso, estén por cerrar, tendrán que calcular sus gravámenes.
También deberán calcular los impuestos correspondientes por haber gestionado un crédito que no pudieron pagar. ¿Por qué? En la lógica financiera y fiscal, el deudor pidió dinero y lo utilizó. En términos de gravamen de ganancias, si perdió el control de sus finanzas y terminó en una situación de impago con el banco —porque los intereses lo consumieron o por cualquier otra razón— no importa.
Parece que no tiene sentido, pero te explicamos. Lo que sucede es que el deudor tuvo una entrada de dinero con ese crédito. Y los impuestos se calculan sobre los ingresos. Si después no pudo pagar completo ese crédito —como ocurre cuando se negocia la liquidación de saldo por quita— desde la óptica fiscal, el que debía sigue beneficiándose de no haber pagado.
Desmenucemos un poco más esto. Dado que la quita es solo un porcentaje del monto total adeudado, significa que a la institución financiera no regresó el total de los recursos prestados. Ese dinero está en algún lugar. Así que el deudor, sobretodo si se trata de una empresa, deberá justificar fiscalmente dónde quedó ese capital. Es decir, en qué lo gastó y sobre eso se calcularán sus impuestos.
Si estás en Buró de Crédito, tu empresa cerró y estás pasando por una mala racha por problemas familiares o de salud, pagar impuestos te podrá parecer el colmo. Sin embargo, ten paciencia y confía en que mientras más conozcas al sistema financiero, mejor podrás controlar tus finanzas.
¿El fisco no perdona?
Cuando llegas a un acuerdo con una institución financiera respecto a cómo saldar tus deudas, quizá tengas la sensación de que el banco te perdonó, pero Hacienda, no. Lo que sucede es que cuando los adeudos bancarios no se cubrieron y fueron cancelados parcial o totalmente por condonación o imposibilidad de cobro, ante el fisco eso significa que hubo una modificación en el patrimonio del deudor y debe considerar tuvo un “ingreso gravable”.
Para la institución bancaria, el adeudo no cobrado constituye una deducción como crédito incobrable, ya sea por prescripción o por notoria imposibilidad de cobro. En tanto, la condonación de la deuda por una negociación de quita será la cantidad que se deberá acumular para efectos fiscales, ya que el SAT ve esa quita como un incremento en el patrimonio de la persona.
En el caso de los asalariados, que son personas físicas, es probable que no contrataron el préstamo con fines de su actividad empresarial o profesional. Sin embargo, para este segmento, la Ley de ISR también prevé que la quita sea reportada y considerada como un incremento en el patrimonio, debiendo acumular a sus demás ingresos el monto condonado.
En resumen: hay que pagar el impuesto por la quita. Aquí, los porqué en tres puntos:
- Para el banco, el adeudo no cobrado constituye una deducción como crédito incobrable.
- Para el fisco, con la quita, tu capacidad económica creció al liberarte de la deuda.
- Por lo que te beneficiaste del adeudo liberado como un ingreso y deberás pagar el ISR respectivo.
¿Cómo salir de deudas?
Si te encuentras en una situación de impago. Si ya no puedes más con los despachos de cobranza. Si quieres salir de ese hoyo negro que puede parecer de Buró de Crédito y quieres recuperar tu negocio y tu salud financiera, entonces es momento de que pienses en las reparadoras de crédito como una solución. Las reparadoras son empresas que cuentan con especialistas en la negociación de deudas. Revisan cada caso y ofrecen un plan específico para lograr sanear las finanzas de sus clientes y reincorporarse al sistema financiero como sujetos de crédito renovados.