Por Delia Angélica Ortiz
Cuando se quiere tramitar una tarjeta de crédito, las instituciones bancarias tendrán al menos dos condiciones para poder tramitarla. La primera es garantizar la capacidad de pago del moroso y la otra, también muy importante, es que en el Buró de Crédito tenga un registro positivo de pagos.
Respecto a garantizar que tienes la suficiente capacidad financiera para cubrir aquello que compres a crédito puede ser problemático para quienes no tienen un comprobante quincenal de ingresos o ingresos fijos.
Sin embargo, el verdadero problema es que las instituciones financieras pueden otorgar una tarjeta de crédito (o varias si el moroso tramita préstamos ante distintos acreedores) sin verificar que el usuario de estos plásticos tenga una buena educación financiera. Esto significa que hay gente que no sabe cómo utilizar el crédito y por consiguiente desconoce cuál es la manera correcta de pagarlo.
Eso, aunque no lo crean, es de alto riesgo. Un ejemplo frecuente es que alguien con buen récord crediticio entre en una mala racha y le parezca fácil pagar otros adeudos con un nuevo crédito. Esa práctica es poco recomendada y puede llevar a una situación de impago.
Esto sucede porque cuando los gastos son mayores que los ingresos, los deudores comienzan a pagar solo los montos mínimos de sus créditos. Eso significa que no abonan al adeudo y prácticamente solo cubren los intereses. Incluso puede terminar pagando más de lo que realmente gastaron.
Lamentablemente, cuando el adeudo ya los rebasó —e incluso son reportados al Buró de Crédito con un señalamiento negativo— es cuando los deudores no saben cómo salir de ese hoyo negro.
Hay tarjetas de crédito pensadas para todas las necesidades. Si sabes utilizarlas de manera adecuada, y eres una pagador que liquida su adeudo total cada mes, habrá instituciones que te ofrezcan premiar tu pago puntual con puntos que puedes canjear por productos.
¿Hay prórrogas para pagar?
Los deudores también tienen derechos, así que se puede acudir a la institución crediticia en la que radica su adeudo y solicitar renegociar las condiciones de pago. Esto implica obtener un plazo mayor para liquidarlo.
Recuerde que usted debe pagar ese dinero a la institución financiera que se lo otorgó. Así que la recomendación es acudir a la misma para conocer las alternativas que le ofrecen para saldar dicha mora.
¿Crédito para pagar otro crédito?
Contratar nueva deuda para pagar un compromiso financiero previamente adquirido y que ya no puedes liquidar no es tan buena idea.
Los especialistas en finanzas personales — como los expertos de las reparadoras de crédito– advierten que es fundamental planear los gastos en relación con la capacidad de ingreso y de ahorro para evitar una situación de sobreendeudamiento.
Las reparadoras realizan un cálculo sobre cuánto es el monto que se debe ahorrar basado en el monto del adeudo y en los ingresos del deudor. Se apertura una cuenta de ahorro donde deben realizarse depósitos mensuales de manera disciplinada para que, una vez que el monto sea suficiente, se salde el compromiso y se pague la comisión de la reparadora, que suele ser un cierto porcentaje del total del adeudo antes de la negociación (es decir, previo al descuento).
Las reparadoras de crédito ayudan a negociar obligaciones financieras y ayudan a entender cómo se llegó a esa situación de impago. En caso de que este haya sido por una mala decisión al pagar en dólares, el usuario encontrará que tampoco es el fin del mundo y que es posible tener nuevamente finanzas sanas.
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Ya no puedo pagar
Si ya es muy tarde para un acuerdo con la institución crediticia y caíste en una situación de impago y ya estás en Buró, entonces debes considerar dos opciones: ¿tienes todo el dinero para pagar todo el adeudo al chás-chás? Normalmente, la respuesta a esa alternativa es “no”.
Tranquilos. No es el fin del mundo. También puedes negociar el pago por “quita”. Esa palabra del argot bancario significa que pagarás solo un porcentaje de tu adeudo. Podrías intentar hacer este tipo de acuerdo tú mismo, aunque la recomendación es que lo hagas por medio de los expertos.
Las reparadoras de crédito son empresas especializadas en la negociación con los acreedores. Cobran por sus servicios. Esos honorarios deben quedar especificados en el contrato que se firma con ellos y el contratante debe tener claro de que se trata de un monto o comisión que le cederá por servicios de administración, gestión, asesoría y negociación.
La mejor manera de no llegar a una situación extrema es cuidar el manejo que hacemos de nuestras finanzas personales. En caso de que estemos en una situación de insolvencia e incluso en Buró, la recomendación es recurrir a ayuda especializada para lograr una rehabilitación financiera exitosa y ser sujetos de crédito renovados.