El término inflación y todo lo que le rodea es imprescindible para entender mejor la economía y saber el porqué de los precios a los que pagamos todo lo que compramos a diario. ¿Qué es el índice de precios al consumo? ¿Cómo afecta la inflación a mi economía? ¿Qué es lo contrario a la inflación? Esta y otras posibles preguntas te las resolvemos en esta sencilla guía para todos los públicos.
¿De dónde nace la inflación?
Siguiendo la definición, la inflación nace del aumento generalizado y sostenido de los precios de los bienes y servicios de un país durante un tiempo, generalmente un año. El efecto de la inflación es que, puesto que es más caro comprar los productos, los consumidores se ven afectados por la disminución del poder adquisitivo de la moneda.
¿Qué tiene que ver con el IPC?
Para saber qué tan peligrosa es la inflación de un país, es necesario medirla. En España utilizamos el Índice de Precios al Consumidor, también conocido como IPC. Este agregado económico indica la variación del coste de una cesta típica de un consumidor. Dado que en un país se venden millones de bienes y servicios muy heterogéneos, se toman en la medida los gastos habituales de un hogar representativo.
En julio de 2020, el IPC se situó en el -0,6%, lo que significa que los precios tienden a la baja. La inflación encadena cuatro meses de números negativos, debido a la bajada de los precios en turismo y hostelería. Sin embargo, fijándonos en el grupo de alimentos y bebidas no alcohólicas, los precios se encuentran en subida con respecto al año anterior.
¿De qué depende la variación de precios?
Las subidas y bajadas de precios dependen de la demanda y de los costes. En referencia a la primera, se puede producir la inflación de la demanda, que se da cuando la demanda de un bien sube más rápido que la oferta y el sector oferente no se adapta con rapidez.
En cuanto a los costes, el precio de los productos finales depende en gran medida del coste de las materias primas con los que están producidos y puede darse una inflación de costes cuando las empresas quieren seguir manteniendo sus márgenes.
¿Es mejor la deflación que la inflación?
Ningún cambio brusco en el IPC es bueno. Sí es cierto que sí es bueno que los precios aumenten ligeramente; de hecho el BCE fija una inflación objetivo del 2% o ligeramente inferior a este.
Una bajada continuada de los precios podría provocar el aletargamiento de las compras e inversiones, puesto que se apostaría por esperar a que los precios bajasen todavía más, lo que causaría una pérdida de ingresos en las empresas.
Sin embargo, las políticas económicas deben cuidarse mucho para no alcanzar la hiperinflación, que podría causar importantes estragos en la economía de los hogares. Esta situación anormal se da cuando el índice de precios aumenta en un 50% al mes. Uno de los casos de hiperinflación más sonados fue el de Alemania. En 1923, los precios se duplicaban cada 3 días y la tasa mensual se disparó hasta el 29.500%.
¿Cómo mantener controlada la inflación?
Para ello, los bancos deben incrementar la tasa de interés de la deuda pública. Por consiguiente, se aumentarían las tasas de interés de los préstamos al consumo, lo que frenaría la demanda de productos.