En algunas ocasiones, en cuanto recibes la nómina mensual, no sabes cómo, pero esta dura un suspiro. A la semana de haber cobrado, ya no tienes nada y ni siquiera te ha dado tiempo a ahorrar ni un céntimo. Esto se debe a una mala gestión del dinero y de los gastos mensuales.
En este artículo verás una serie de pasos y consejos que te harán administrar mejor tu dinero y valorar qué gastos son necesarios y cuáles pueden convertirse en prescindibles.
Apunta tus gastos fijos y evita los innecesarios
Los gastos fijos son los que vas a tener mes tras meses. Los más comunes son el alquiler o hipoteca de la casa, la cuota del gym, las facturas de la luz, teléfono, etc. Tener un registro de estas cantidades es esencial para conocer cuánto dinero te sobra tras cubrir todos esos pagos que tienes cada mes. De esta manera podrás tener una visión más exacta de qué cantidad puedes destinar a los gastos variables, al ahorro y a la inversión.
Puedes usar un control de estos gastos fijos en una hoja de Excel, por ejemplo, o si prefieres tenerlos en la nube para poder actualizarlos desde cualquier lugar, te recomiendo una hoja de cálculo de Google Drive. Esta es una buena manera de saber cómo administras el dinero.
¡Ojo! Cuidado con los gastos variables, ya que muchos son innecesarios. Antes de comprar nada, párate a pensar un minuto y pregúntate si de verdad necesitas hacer ese gasto. Si la respuesta es no, evítalo.
Atento a los pequeños gastos
Muchas veces hay pequeños gastos que se cargan en nuestra tarjeta de forma automática. Este es el caso, por ejemplo, de las suscripciones a alguna plataforma, o los pagos resultantes de coger un Cabify o un Uber. También podemos incluir aquí los gastos de aparcar tu coche en zona azul.
A priori, estos gastos no van a suponer mucha diferencia en cuanto a tu dinero disponible en la cuenta, pero esto puede cambiar si el número de estos pequeños gastos es elevado.
Como consejo, intenta aparcar en sitios gratuitos, usa más el transporte público y plantéate si utilizas todas las plataformas a las que estás suscrito.
Invierte el 10% de lo que ganas
Cuando recibas la nómina en tu cuenta del banco, o si trabajas por cuenta propia, tras calcular los ingresos del mes, separa el 10% de ese dinero y utilízalo para invertirlo. Esto implica cambiar el chip y dejar de pensar en ese dinero a corto plazo, para darle un valor de ganancia futura. En aproximadamente un año comenzarás a ver los beneficios y ya no te parecerá una idea tan descabellada.
Intenta no financiar
Especialmente si tienes un negocio o estás a punto de despegar, intenta no financiarlo todo. A veces es inevitable, ya que cuando un negocio está despegando, es necesario recurrir a la financiación. Sin embargo, debes tener cuidado con los intereses que aceptas, ya que algunos suelen ser bastante altos.
En el caso de que tengas que financiar, estudia bien las diferentes opciones que tienes e intenta pagar en el mínimo de plazos posible (así los intereses serán más bajos).
Aprende a ponerte objetivos económicos
La mejor manera de motivarte a ahorrar y controlar tus gastos cada mes es establecer una serie de objetivos que quieres lograr a medio-largo plazo.
De esta manera, podrás proyectar tus planes de futuro y saber con una mayor exactitud en qué quieres invertir o gastar tu dinero para cumplir esos objetivos.
Utiliza comparadores de precios online
Cada vez son más las páginas web que comparan los precios de todo tipo de productos y servicios. Te aconsejamos que, antes de comprar el producto en el primer sitio que encuentres, te des una vuelta por alguno de estos comparadores. En ocasiones la diferencia de precio de unas páginas a otras puede ser bastante relevante.
Limita el uso de la tarjeta de crédito
No estamos diciendo que no uses nunca tu tarjeta de crédito, ya que supone una mayor comodidad y facilidad a la hora de pagar. Eso sí, en las ocasiones en las que dispongas de dinero en efectivo para realizar pagos, te recomiendo que uses ese dinero en lugar de la tarjeta. La razón es muy simple: los pagos a crédito a veces llevan detrás una serie de intereses, lo que te llevará a gastar más dinero del que pretendías.
Amortiza las deudas
Intenta quitarte las deudas cuanto antes, empezando por las que tienen un mayor interés, ya que te supondrá un mayor gasto. Esto no quiere decir que destines casi todos tus beneficios a liquidar tu deuda, por supuesto, debes administrar bien tu dinero. Tras apartar el dinero destinado a los gastos fijos, destina la mayor parte del dinero sobrante a saldar tus deudas. ¿Y cuál es el dinero sobrante? Ese que utilizas para gastos variables e innecesarios.
Establece un fondo de emergencias
Es necesario disponer de una cierta cantidad de liquidez para que, en caso de emergencia, la tengamos disponible de forma rápida. Esto es lo que pretendemos conseguir al crear un fondo de emergencias. La principal diferencia entre este y el de inversiones es que, en el fondo de emergencias el dinero está disponible para sacarlo cuando lo necesites. En los de inversiones, sin embargo, no siempre es así.
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