Las tarjetas de crédito pueden ser un arma de doble filo: facilitan mucho las transacciones y los pagos, permitiéndote ir sin efectivo en los bolsillos o pudiendo comprar por internet. Sin embargo, pueden acarrear serios problemas si no sabes controlar tu gasto o si tu banco te está cobrando demasiados intereses por ella y no te das cuenta.
Los peligros de las tarjetas de crédito
Cuando se paga con tarjeta de crédito, la consciencia de estar gastando determinada cantidad de dinero es mucho menor que cuando se puede advertir cómo los billetes desaparecen de la cartera. Es importante estar al día de los fondos de tu cuenta bancaria para saber dónde puedes poner el límite y, en última instancia, nunca sobrepasar la línea de crédito que tu banco te concede con dicho “plástico”.
Toda tarjeta de crédito funciona como un préstamo que te hace el banco (sin cobrar intereses) y que tú, con los fondos de tu cuenta bancaria, saldarás a final de mes. Pero, en caso de que gastes más de lo que tienes ahorrado en el banco, te cobrarán unos intereses más elevados de lo previsto. Es importante leer siempre la letra pequeña de los contratos para no llevarse sorpresas de este tipo.
Por otra parte, las tarjetas contactless no requieren instertar un PIN para compras de bajo valor, por lo que si tu tarjeta es robada, correrás el riesgo de que el ladrón gaste buena parte de tus ahorros en múltiples pequeñas compras. Para evitarlo, guarda tu tarjeta en un lugar seguro y, en caso de no encontrarla, suspende toda actividad con ella y pon una denuncia lo más rápido posible.
¿Cuáles son los tipos de tarjeta de crédito que existen?
Dentro de las tarjetas bancarias, se distinguen las tarjetas de crédito, las de débito y las de prepago. Atendiendo a las del primer grupo, podemos encontrar los siguientes tipos:
- Tarjetas de crédito Visa: son las más comunes. Pueden ser de diferentes categorías según el nivel de exclusividad.
- Tarjetas de crédito Mastercard: igual de conocidas que las anteriores, cuentan con distintos niveles según la solvencia del cliente.
- Tarjetas de crédito American Express: más limitadas porque incorporan su propio sistema de pago y, a diferencia de las anteriores, están asociadas a su propia firma.
¿Cómo tiene que ser la mejor tarjeta de crédito?
Existen múltiples posibilidades que determinan las características de una tarjeta de crédito y, según sea tu tipo de gasto y el uso que vayas a hacer de ella, habrá unas que sean más interesantes que otras.
Básicamente, las tarjetas se diferencian por los siguientes aspectos:
- Intereses: esto tiene que ver con la TAE, que es la tasa anual equivalente y refleja el coste efectivo del aplazamiento de compras que se realizan con la tarjeta.
- Gratuidad: la mayoría de los bancos principales “regalan” una tarjeta de crédito a sus clientes cuando se abren una cuenta corriente o de ahorro. Además, entregan esta tarjeta sin comisiones de apertura ni de mantenimiento anuales por el “plástico”. Debes, entonces, asegurarte de que las condiciones de la cuenta que vayas abrir se ajustan a tus necesidades, y no dejarte llevar sólo porque te entreguen una tarjeta gratuitamente.
- Descuentos y devoluciones: estas devuelven al titular un porcentaje del dinero gastado en sus compras. Suelen descontar entre un 1% y un 5% de aquellas compras que se paguen a plazos. La manera de devolución viene por abonos en la cuenta corriente, cheques regalo para otros gastos o abonos en la línea de crédito. Otros bancos tienen acuerdos con ciertas empresas y marcas para obtener descuentos solo por pertenecer a dicha entidad. Estas tarjetas pueden conllevar otros costes asociados, como intereses por fraccionar las compras, cuotas de emisión y renovación u otras comisiones.